Noticias sobre Vida y Familia

martes, 14 de octubre de 2014

El secreto para llegar a tus bodas de oro




El secreto para llegar a tus bodas de oro


Captura video
Creo que este video nos muestra una historia de amor que, partiendo de las cosas sencillas y cotidianas, nos enseña que las palabras, los gestos o cualquier detalle de cariño que se expresa fortalece y compromete las relaciones. Ese amor, que existe entre esposo y esposa, se abre paso y se deja ver en pequeños gestos que, al fin y al cabo, tienen una gran magnitud en su matrimonio.
Uno de los elementos importantes que se puede rescatar de esta escena es que el amor no debe ser un sentimiento privado que quede en nosotros mismos, debe ser una oportunidad para darse a los demás y conmover con nuestros gestos aquella persona que estamos amando. Por eso, a lo largo del noviazgo algunos detalles como tomarse de la mano, saludarse o despedirse con un abrazo, son muestras de amor que para la pareja son indispensables. Ahora bien, ¿qué pasa cuando deciden casarse y después de algunos años en el matrimonio se pierden estos detalles de cariño?, ¿por qué estos gestos dejan de ser protagonistas en el matrimonio?, ¿acaso existe miedo por demostrar el afecto que se siente hacia la otra persona? En fin, ¿a qué le tememos?
Muchas veces expresar los sentimientos a través de este tipo de detalles, hablan más que mil palabras. Una pequeña muestra de cariño puede, incluso, cambiar el día a cualquier persona. Por eso, creo que este video nos ayuda a comprender que el sacramento del matrimonio se lo debe vivir en lo cotidiano, pues para ambos, esposo y esposa, es necesario mantener estas manifestaciones de cariño para demostrarse que ese amor que los ha unido permanece y se fortalece. Y es que cuando realmente nos abrimos al amor, nuestro ser se va desplegando porque hemos nacido para eso, para amar y ser amados. Es esa entrega que hace que el amor dure y que el matrimonio sea más sólido.
Pero, el matrimonio no es el último paso para completar el amor que creció durante el noviazgo. Al contrario, el matrimonio es una invitación a seguir amándose cada día, a continuar enamorándose, escuchándose, a seguir compartiendo risas, miedos y alegrías. Es una invitación también, para que marido y mujer recen el uno por el otro, pues los ayudará a permanecer en el Amor que es el Señor Jesús, la única base de su amor conyugal, que guiará su matrimonio y hará de él un camino de santidad. Porque sin Él es fácil aceptar lo que el mundo hoy propone: ”si dejaste de sentirte bien en tu matrimonio ¿para qué seguir?, ¿para qué perseverar si puedes recuperar tu felicidad?”.
El Papa Francisco en una de sus homilías nos enseña: ”es verdad que en la vida de un matrimonio hay tantas dificultades, el trabajo, el dinero que falta, hay problemas con los niños. Y a veces el marido y la mujer se ponen nerviosos y se enfadan. No debemos ponernos tristes por esto: La condición humana es así; pero el secreto es que el amor es más fuerte que el momento en que se discute”. Esta es la vida matrimonial y acotando al secreto que el Papa nos revela, creo que también juega un papel muy importante el querer vivirla juntos y el querer custodiar el amor que un día los unió.
Este video nos hace una invitación clara, nos llama a amar hoy. Nos pide que amemos no solo a nuestra pareja, sino que alcemos la mirada y veamos quienes están a nuestro alrededor, quienes comparten con nosotros cada día y demostrarles cuánto cariño existe en nuestro corazón por ellos. Muchas veces por esperar que lleguen situaciones concretas para entregarnos y amar, nos olvidamos que Dios ha puesto junto a nosotros personas maravillosas que hacen de nuestros días momentos especiales.
Entonces, si realmente amamos asumamos esta invitación que hoy se nos plantea. ¿Por qué si amamos, no lo expresamos? ¡Ese es el reto! porque este amor vale la pena ser vivido.

viernes, 10 de octubre de 2014

La Comunión a los divorciados vueltos a casar no es el tema central del debate

Relator del Sínodo de la Familia: “Todos sabemos que el Matrimonio sacramental es indisoluble”

Imagen referencial. Foto: ACI Prensa
Imagen referencial. Foto: ACI Prensa

ROMA, 06 Oct. 14 / 06:25 am (ACI/EWTN Noticias).- El Cardenal Peter Erdo, relator general del Sínodo Extraordinario dedicado a los “Desafíos pastorales de la familia en el contexto de la Nueva Evangelización”, que se celebrará en el Vaticano del 5 al 19 de octubre, recordó que el matrimonio sacramental nunca podrá disolverse por voluntad de los propios contrayentes.

Fundándose en los contenidos del Instrumentum laboris, fruto también de las respuestas dadas en el cuestionario elaborado por la Secretaría del Sínodo, el Cardenal Erdo afirmó en una entrevista concedida a la revista italiana Rossoporpora y publicada el 2 de octubre que “podemos retener que la mayoría de los católicos del mundo sabe que el Matrimonio sacramental es indisoluble por voluntad de los propios contrayentes. No es una relación en el tiempo, no se puede disolver”.

“En relación a esto hay un gran acuerdo, no por motivos teológicos abstractos, sino bíblicos y de Catequismo de la Iglesia”, añadió.

Durante el Sínodo de la Familia, la tarea del Cardenal Erdo será moderar y recoger las aportaciones que surgirán del debate entre los padres sinodales, para cuyo desarrollo, invita a “ser fieles al método usado durante el Concilio Ecuménico Vaticano II, con argumentos teológicos grandes y profundos cuyos resultados se ofrecieron a la vida de la Iglesia”.

“Debemos comunicarnos con los hombres y mujeres de hoy porque los valores del Evangelio no sólo se acepten, sino que sean atractivos, capaces de hacer nuestra vida feliz. El gran desafío es éste”, subrayó.

El Cardenal Erdo tiene 62 años, ha sido Arzobispo de Esztergom-Budapest y primado de Hungría. Desde 2006 es Presidente de la Conferencia Episcopal Europea.

En referencia a la polémica desatada sobre la administración del Sacramento de la Comunión a los divorciados vueltos a casar, -propuesta por el Cardenal alemán Walter Kasper para el Sínodo-, el Cardenal Erdo explicó que “éste no es el tema central del debate”.

En la Iglesia Católica, las personas divorciadas vueltas a casar tienen un acceso diferente al Sacramento de la Comunión con respecto al resto de fieles, solo puede darse de modo espiritual. El motivo es que durante el matrimonio los cónyuges hacen un pacto con Dios, y Dios hace un pacto con ellos, creándose un sacramento indisoluble, dentro del cual no tiene sentido alguno una segunda unión.

En esta línea y según los datos obtenidos del Cuestionario enviado a las conferencias episcopales para la elaboración del Instrumentum Laboris del Sínodo en referencia a todos los ámbitos de la familia, el Cardenal Erdo explicó que “en la mayoría de los países, tales divorciados no piden nada”.

“En muchos países –explicó-, es rarísimo que los divorciados vueltos a casar quieran volver a la comunión. Muchos divorciados celebraron su primer matrimonio en la iglesia, pero luego no se preocuparon de frecuentarla. Y por tanto, para ellos, la cuestión de la readmisión a los Sacramentos no es algo importante, ni les supone un problema. En algunas regiones incluso, los divorciados vueltos a casar no saben siquiera que no pueden acercarse a ciertos sacramentos”.

Para el Cardenal Erdo, el debate desatado acerca de este Sacramento y las personas en segunda unión, encuentra su explicación en “personas de 40 años o más empiezan a conocer verdaderamente la fe, quizá a través de los amigos”.
“Son personas bautizadas, que celebraron su primer matrimonio en la iglesia, y después, desde el punto de vista católico se quedaron parados ahí. Nunca fueron realmente practicantes. Divorciados y vueltos a casar, después de un recorrido de acercamiento a la fe, comienza a comprender que su situación matrimonial no es compatible con el redescubrimiento de la fe”, señaló.

Desde el punto de vista pastoral, el Purpurado indicó que esta es una oportunidad para explicar el verdadero valor del matrimonio, reflexionar sobre el pasado, y sobre los motivos del desafío matrimonial. “Puede darse que, profundizando en su historia, se descubran motivos reconocidos por la Iglesia como elementos potenciales de declaración de nulidad del primer matrimonio. Si fuera así, la sucesiva sentencia eclesial de nulidad del primer matrimonio no será solo un acto oficial, formal para poder considerar válida la segunda unión, sino una verdadera y propia liberación psicológica y pastoral”, afirmó.

Para el Cardenal Erdo, el principal enemigo de la familia es la tendencia actual de convivir sin estar casados. Se trata de “un problema global que estadísticamente es el más relevante de todas las cuestiones”. “La gente ya no se casa. En Hungría, más del 50 por ciento de las parejas, de cualquier edad, convive sin forma alguna de institución, ni religiosa ni civil”.

“El matrimonio y la familia no son solamente una realidad espiritual, si no que tienen una incidencia en la sociedad: por tanto, queriendo o no, asumen un papel institucional importante”, remarcó.

Por último, el Cardenal Erdo indicó que la competencia del Sínodo será hablar del matrimonio en el contexto de la evangelización, “un tema muy importante, comprobado por la realidad de los hechos”. “En muchos continentes las familias se han convertido en el núcleo operativo parroquial, hacen el trabajo caritativo y el anuncio entre los no creyentes”, concluyó.

Formación de los novios es vital para entender el Matrimonio

Formación de los novios es vital para entender el Matrimonio, explica Obispo en el Sínodo


Mons. Rimantas Norvila. Foto: Marta Jiménez / ACI Prensa
Mons. Rimantas Norvila. Foto: Marta Jiménez / ACI Prensa

ROMA, 09 Oct. 14 / 08:25 pm (ACI).- Mons. Rimantas Norvila, Vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Lituania, explicó que la formación que se imparte a las personas que desean contraer matrimonio es esencial para entender todo lo que este Sacramento implica.

En Lituania, dijo el Prelado a ACI Prensa, “más del 80 por ciento de las uniones por lo civil acaban en divorcio, frente al 16 por ciento de las separaciones entre los matrimonios casados por la Iglesia. Y esto es debido a que en la Iglesia las parejas reciben una enseñanza previa sobre lo que significa el matrimonio, su sentido, responsabilidad, y seriedad”.

Así lo indicó el Obispo europeo este 9 de octubre en declaraciones a ACI Prensa a la salida de la séptima congregación general del Sínodo Extraordinario para la Familia, que se celebra del 5 al 19 de octubre en el Vaticano.

Al igual que hacen otras conferencias episcopales, Mons. Rimantas sostiene que es fundamental ofrecer a las parejas un curso matrimonial adecuado.

“Nosotros en Riga hemos introducido un curso especial de dos meses obligatorio para aquellos que deciden casarse por la Iglesia, y algunos, después de este tiempo renuncian a recibir el sacramento explicando: ‘No entendíamos que era una cosa tan seria. No estamos todavía preparados, no somos los suficiente maduros para comprometernos a algo así tan serio’. Esto explica que la preparación es muy importante”, dijo.

Estos días Mons. Rimantas aborda con los padres sinodales la situación familiar dentro del contexto de las situaciones difíciles, el objetivo es dar una respuesta pastoral a los bautizados que, sin ser practicantes ni creyentes, piden celebrar su boda por la Iglesia.

En este sentido, los obispos del Sínodo han alentado una mayor preparación de los novios para recibir el sacramento del matrimonio, “sin miedo a que eventualmente disminuya el número” de bodas religiosas.

Por último, en referencia a aquellos matrimonios que atraviesan situaciones difíciles cercanas al divorcio, el Obispo lituano insistió: “Volver siempre a la convicción, la certeza, de que Cristo es el tercero entre nosotros. Esto hay que entenderlo como algo fundamental. Si tenemos dificultades en la relación entre nosotros dos, hay siempre que invitar a Cristo y pedirle su ayuda y su consejo”.

“¿Cómo podemos afrontar estas dificultades? Porque su fuerza, la fuerza divina del Sacramento del matrimonio es inagotable, pero la aprovechamos poco”, concluyó.

Los 5 puntos clave que el Sínodo ya ha tratado


Hablan los matrimonios que participan en el Sínodo


El Sínodo aborda cómo atender a matrimonios e hijos en dificultad