MENSAJE
DEL SANTO PADRE
BENEDICTO XVI
PARA LA CUARESMA 2012
BENEDICTO XVI
PARA LA CUARESMA 2012
«Fijémonos
los unos en los otros
para estímulo de la caridad y las buenas obras» (Hb 10, 24)
para estímulo de la caridad y las buenas obras» (Hb 10, 24)
Se trata de un itinerario marcado por la oración y el compartir, por el silencio y el ayuno, en espera de vivir la alegría pascual.
1. “Fijémonos”: la responsabilidad para con el hermano.
- El primer elemento es la invitación a «fijarse»: que significa observar bien, estar atentos, mirar conscientemente, darse cuenta de una realidad.
- Lo
encontramos también en otro pasaje de la misma Carta
a los Hebreos,
como invitación a «fijarse en Jesús» (cf. 3,1)
- También hoy resuena con fuerza la voz del Señor que nos llama a cada uno de nosotros a hacernos cargo del otro. Hoy Dios nos sigue pidiendo que seamos «guardianes» de nuestros hermanos (cf. Gn 4,9), que entablemos relaciones caracterizadas por el cuidado reciproco, por la atención al bien del otro y a todo su bien.
- La Sagrada Escritura nos pone en guardia ante el peligro de tener el corazón endurecido por una especie de «anestesia espiritual» que nos deja ciegos ante los sufrimientos de los demás.
- ¿Qué es lo que impide esta mirada humana y amorosa hacia el hermano?
- Nunca debemos ser incapaces de «tener misericordia» para con quien sufre; nuestras cosas y nuestros problemas nunca deben absorber nuestro corazón hasta el punto de hacernos sordos al grito del pobre.
- En cambio, precisamente la humildad de corazón y la experiencia personal del sufrimiento pueden ser la fuente de un despertar interior a la compasión y a la empatía. Ser capaces de salir de sí mismos para conmoverse por el dolor de los demás.
- El «fijarse» en el hermano comprende además la solicitud por su bien espiritual. Callamos casi por completo respecto a la responsabilidad espiritual para con los hermanos.
- Lo que anima la reprensión cristiana nunca es un espíritu de condena o recriminación; lo que la mueve es siempre el amor y la misericordia, y brota de la verdadera solicitud por el bien del hermano.
2. “Los unos en los otros”: el don de la reciprocidad.
- Cómo una sociedad como la actual puede llegar a ser sorda, tanto ante los sufrimientos físicos, como ante las exigencias espirituales y morales de la vida. En la comunidad cristiana no debe ser así.
- Los discípulos del Señor, unidos a Cristo mediante la Eucaristía, viven en una comunión que los vincula los unos a los otros como miembros de un solo cuerpo.
3. “Para estímulo de la caridad y las buenas obras”: caminar juntos en la santidad.
- Exhortación
a animarnos recíprocamente para alcanzar la plenitud del amor y de
las buenas obras.
- Lamentablemente, siempre está presente la tentación de la tibieza, de sofocar el Espíritu, de negarse a «comerciar con los talentos» que se nos ha dado para nuestro bien y el de los demás (cf. Mt 25,25ss). Todos hemos recibido riquezas espirituales o materiales útiles para el cumplimiento del plan divino, para el bien de la Iglesia y la salvación personal (cf. Lc 12,21b; 1 Tm 6,18).
- San
Pablo exhorta: «Que cada cual estime a los otros más que a sí
mismo» (Rm
12,10).
(Resumen
no oficial)
Vaticano, 3 de noviembre de 2011
BENEDICTUS
PP. XVI
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